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Un policía de paisano fue trasladado a Mompía con una fisura craneal y un ...

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Siete heridos, dos de ellos en el interior del estadio, y cinco en la zona del aparcamiento, una vez terminado el encuentro, fue el resultado de los incidentes que se produjeron este domingo entre seguidores del Racing y el Oviedo. La Cruz Roja atendió antes del comienzo del partido a un aficionado del conjunto asturiano que había recibido un puñetazo y a continuación a una joven que sufrió un ataque epiléptico. Los heridos restantes lo fueron por contusiones producidas por las cargas policiales y las agresiones entre hinchas de los dos clubes nada más finalizar el partido. Dos de ellos fueron enviados al hospital Valdecilla con la nariz rota. Los demás presentaban lesiones en la frente y las cejas. Hubo también un detenido, y tres personas que fueron reducidas por los miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado.

La Policía Nacional se incautó de diversos objetos, como una barra metálica, palos, bengalas y pelotas de golf, durante sus intervenciones.

Según ha informado el Cuerpo en un comunicado, al finalizar el partido se detuvo a E.A.D., de 35 años, por un delito de resistencia y desobediencia a la autoridad, al negarse a seguir las indicaciones de los agentes que intentaban acabar con una pelea en la que estaba involucrado.

A la salida del encuentro también se produjeron una serie de disturbios, en uno de los cuales un joven fue agredido en el suelo con puñetazos y patadas por un grupo de personas.

Un agente de paisano, que se identificó como policía, fue agredido cuando intentó separar a las personas que intervinieron en este incidente y resultó herido con una fisura craneal y un traumatismo ocular, de los que fue atendido en el Hospital de Mompía.

Entre estos incidentes, la Policía Nacional señala que unos 50 jóvenes arrojaron botellas que sacaban de los contenedores de vidrio en la avenida del Stadium.

También se lanzaron bengalas en las calles Lope de Vega y Hernán Cortés, así como botellas de vidrio y bengalas a los policías que custodiaban los autobuses de los ultras asturianos en la Avenida de la Constitución cuando llegaban al estadio.

La entrada en el estadio se produjo bajo la vigilancia, tanto del personal de seguridad del Racing como de la Policía Nacional, que durante el transcurso del partido tuvo que expulsar a seis aficionados, aplicándoles la Ley del Deporte.

Finalmente, la Unidad de Prevención y Reacción de la Jefatura de Policía tras escoltar al equipo del Real Oviedo, acompañó a los autobuses de la afición asturiana hasta las afueras de Santander.

Crónica de lo ocurrido

Los incidentes se produjeron cuando los aficionados del Racing y el Oviedo abandonaron juntos el estadio. A pesar de que los más ultras del conjunto carbayón habían sido retenidos en los vomitorios de los Campos de Sport de El Sardinero, algunos hinchas de ambos equipos comenzaron a agredirse cuando los oviedistas se dirigían a los autobuses que les debían devolver a la capital del Principado. Entonces se produjeron al menos cuatro cargas policiales, con tres personas detenidas después de ser reducidas por los agentes. Algunos seguidores habituales del Racing comentaron que en ningún campo de fútbol habían visto nunca que se dejara salir a las dos aficiones juntas. Otros del Oviedo señalaban que, «tendrían que habernos dejado dentro del estadio».

Entre las 17.30 y las 18.00 horas se sucedieron las carreras y los momentos de tensión. Un aficionado, según miembros de Cruz Roja del Oviedo, yacía en el suelo con una herida en el ojo y una brecha en la cabeza, al parecer después de recibir un botellazo, si bien otras versiones aseguran que fue un ‘porrazo’ de unos de los policías. Con la cara ensangrentada, el herido fue atendido y metido en el interior de una de las tres ambulancias que había en esos momentos en la campa del aparcamiento para ser evacuado a Valdecilla. Con el vehículo ya en marcha, el joven saltó al exterior y salió corriendo en dirección a la playa. El resto de los heridos fueron atendidos allí mismo.

Por la mañana a penas se habían registrado incidentes, tan solo alguna pelea en las proximidades del estadio al filo de las dos de la tarde, con presencia policial. La mayoría de los aficionados que participaron en la refriega, frente al campo de fútbol, iban con el rostro tapado. Algunos de ellos habían quedado para enfrentarse a través de las redes sociales. También hubo un conato de pelea en la calle Peña Herbosa, que no llegó a mayores.

Los incidentes se fueron cuajando durante el encuentro. Bajo la tribuna sur, repleta de seguidores del Oviedo, se había situado un grupo de hinchas racinguistas, ocupando los asientos de preferencia. Desde arriba, los aficionados asturianos comenzaron a escupir y arrojar todo tipo de objetos. No tardaron las dos aficiones en comenzar a insultarse con sus habituales cánticos. Los policías expulsaron del campo a seis seguidores con bufandas y camisetas azules. Ya al final del encuentro todo hacía prever que iba a ver follón en la calle.

Los contingentes policiales, no más de una veintena, fueron desalojando poco a poco a racinguistas y oviedistas. Los unos para casa y los otros a los autobuses. A las siete y media de la tarde se habían calmado los ánimos, aunque en el interior del estadio continuaban los hinchas asturianos más radicales. Estos fueron llevados por la policía a los autobuses a las 20.00 horas. Tres vehículos fueron aparcados en la esquina de tribuna sur con los motores en marcha y allí se dejó a los aficionados. Dos furgones custodiaron el convoy hasta la salida de la ciudad.

Pero también hubo momentos agradables entre una y otra afición. Por la mañana, un grupo de siete personas, con bufandas y gorras del equipo de la capital del Principado recorría el centro de Santander. Frente a la catedral, una de ellas preguntaba por la calle Guevara. Se trataba precisamente de la tía del segundo entrenador del conjunto bermellón, Mario Prieto. Su padre y su hermano habían sido futbolistas. Habían llegado en un autobús desde Oviedo y tan sólo «queremos llevarnos los puntos a Asturias, pero en el bolsillo no en la cara».

Minutos antes de que comenzara el partido, Begoña comentaba que había venido en autobús con sus hijos, que jugaban al fútbol por la mañana. Su equipo, la Fundación Escolar Teresiana, juvenil de primer año, había ganado 2-4 a la Peña Berto de la capital asturiana. Aseguraba que la gente de la ciudad había sido muy amable. Víctor, de la peña Frixuelos, tomaba cervezas en un bar frente a los Campos de Sport con un grupo de racinguistas. Y Adrián, presidente de la peña Parpayuela, no preveía incidentes entre los aficionados. Se equivocó.

Fuente: El Diario Montañés


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